El problema tras la crisis sanitaria del que nadie habla

UNA REALIDAD SOBRE LA QUE HABLAR

A nadie se le escapa que nuestra sanidad atraviesa por un momento complicado. Es cada vez más evidente que la sanidad pre-pandemia funcionaba a costa de la voluntad de sus sanitarixs, pero esta pandemia ha desequilibrado completamente la balanza. Lo que no es tan evidente es el problema que se esconde detrás de esta situación.

Me llamo Jos, soy médico especialista en Atención Primaria y llevo trabajando varios años en Urgencias. Este relato, a través del proyecto creativo DOME, ha sido la mejor forma que he encontrado de trasladar este gran peso. Durante mucho tiempo he sentido vergüenza al hablar del impacto psicológico de nuestro trabajo. Me sentía débil por manifestar que me afectaban los turnos de 24 horas, las semanas de más de 60 horas, la velocidad, las consultas interminables, el contacto directo con la enfermedad y la muerte... los "héroes" no pueden permitirse este tipo de sentimientos. Por eso, durante un tiempo, he pensado que daba igual en qué condiciones trabajásemos. La cuestión era aguantar, sacar adelante la guardia, la consulta, la enésima ola. Pero la cabeza no puede tardar en romperse de una forma u otra. Creo que es fácil coincidir en que el impacto emocional de todas las situaciones que se viven en el entorno sanitario es alto, pero nadie nos enseña a lidiar con ello. Nadie nos acompaña. Se da por sentado que podemos hacerle frente porque forma parte de nuestro trabajo. Esto es tan absurdo como pensar que un bombero no se quema porque su trabajo es el fuego. No obstante, en nuestra preciosa profesión hemos prostituido el término vocación y hemos redefinido la resiliencia hasta convertirla en castigo.

La pandemia de Salud Mental afecta también a nuestrxs sanitarixs. Y no se puede empezar una lucha para mejorar un sistema si la gente que tiene que luchar está enferma. No podemos permitirnos más médicxs que migran, ni más enfermerxs saturadxs, ni más compañerxs al borde del colapso. Vamos a hablar de Salud Mental, también en el sector sanitario. Y la solución no es culpabilizarnos y ofrecer cursos de mindfullness y control del estrés (tampoco tendríamos tiempo para hacerlos). La solución es entender que la situación es muy urgente, que necesitamos más medios y aliviar la carga para poder sanar. Vamos a ser capaces de reconocernos, vamos enseñar las heridas que deja nuestra profesión. Desde ahí, tal vez, podremos seguir luchando por volver a darle a nuestro trabajo unas condiciones dignas con la empatía y el apoyo de toda la sociedad.